martes, 8 de julio de 2008

VI Del Amor a lo que Ocurre

Siempre he dormido bien, siempre he tenido la conciencia semitranquila emitiendo pequeños flujos de pensamiento aceitosos que suben liberando suspiros que cubren la superficie acuosa del de mi universo personal. Fluidos suaves que dibujan un mosaico delicioso mezclando los rojos con los azules y amarillos burbujeando en una atmósfera agradable de momentos dulces. Hoy ya suman cuatro días hablando del insomnio. Nadie duerme aquí. Nadie sueña aquí, excepto yo. Altas dosis de Calamaro y Brecht. A falta de drogas de calidad, Calamaro para la sensibilidad y Brecht para la conciencia. Muchos de nosotros nos curamos así, sabemos que los ateos no lavamos los trapos de nuestra conciencia con la Biblia, la lavamos con Brecht. Las ilusiones no nos hacen mejores, las conclusiones, sí. Discúlpenme los doctores de la fe, lo posterior ha de llegar seguro, no necesita que se lo pidamos. ¿y por qué no pedirse a uno mismo?¿por qué no pediros a los demás? Lo que se teme no siempre nos hace más fuertes. El aquí y el ahora, como una gaviota de Bach, como un golpe de aire de Wagner, pueden ser tan fugaces como terribles, si se escapan mientras elucubramos un futuro de pensiones en esperanzas de otro mundo.

2 comentarios:

Ilaria dijo...

Ha sido un placer leerte en esta noche.
A tu salud esta pequeña copa de vino.
Saludos, G.

MARIPENDU dijo...

Tu insomnio nos hace bien a todos. Tq