martes, 29 de julio de 2008

VIII del Amor a lo que Uno Hace

(idea original de Giorgia)

¿qué pedimos? Trabajo y salud. ¿qué luchamos? El trabajo y la salud. Hacer y esperar... Y, sin embargo, aún no aprendimos a vivir. Nos quejamos por vicio, parece que millones de bisabuelos corrieron peor suerte. Nos dicen. Y también nos mandan. Cambiad vuestros sueños por el consumo. Las utopías ya cuestan dinero. Soñad tener un día, olvidad y volved a soñar tener lo que aún no es vuestro. Esperanzas de propiedad, zanahorias que huyen de nuestro hocico. Y mientras tanto nos quedan breves momentos para admirar a los que hicieron algo sin esperar nada a cambio. La tele, que no se equivoca, nos muestra Teresas, Cascos Azules, la lucha por el paraíso, cardenales que rezan por nosotros, políticos que tienden sus manos, altruismos encerrados en una lata de refresco, premios Nobel acorralados, sacos de arroz para absorber un tsunami,... ¡qué bien! No estamos solos.

¿y el momento? ¿por qué olvidamos qué nos sucede a cada momento?. Si escribes, y no me refiero al membrete de un formulario de Hacienda, ni a la página 8 de septiembre de mi agenda,... si escribes, vives que existes. Si cantas, si pintas, si hablas con quien te escucha, vives que existes. Si me dices que tu pequeño fue una vez metáfora en una explosión de arte y voz, como hace poco me contaste, vives que existes. Cuando cuentas que el buen tiempo ya recortó las mangas, o más aún, que te subió la falda, vives que existes. Y cuando comemos, no sólo para sobrevivir, cuando olemos con pausa, masticamos con calma y tragamos sin notar por un momento nada más que sabor, vivimos que existimos. Por no hablar del vino,... por no hablar del beso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En la página 8 de septiembre de mi agenda pone que cumplo treinta años. Sueño a cada rato que aprender no es tan dificil, que no hay más que observar repetidamente aquello que persiste. Un día ves una luz, es otro camino, y no es una luz, es que has aprendido. Trago saliba, vivo que existo. Lo sabes. Tengo muy mala memoria, todo se me olvida, pero recuerdo que los sábados con 8 años me levantaba temprano para ver la tele con mi hermano durante el máximo tiempo posible, antes de que mis padres nos apartaran diciendo que no era buena idea ver tanto la tele. Me gusta lo que escribes.